Estamos seguros de que alguna vez has oído decir que el francés es un idioma romántico o que cuando hablas alemán parece que estés enfadado. De hecho, el emperador romano Carlos V ya lo dijo: «Le hablo español a Dios, italiano a las mujeres, francés a los hombres y alemán a mi caballo».

Y, por ello, puede que te preguntes: ¿por qué hay ciertos idiomas que nos despiertan unos sentimientos u otros? Parece ser que el atractivo de un idioma depende de nuestra experiencia.

 

¿Por qué encontramos atractivo un idioma y otros no?

El atractivo de un idioma depende del valor percibido de saber hablarlo. Por ejemplo, el chino se considera cada vez más valioso debido al auge económico de ese país.

Otro factor determinante es el pensamiento subjetivo que tenemos personalmente de un lugar. Por ejemplo, pensar en el idioma italiano a muchos nos transporta a ciudades como Venecia o Roma, y nos recuerda a las hermosas calles de Italia. Por ello, el italiano nos puede parecer romántico y un idioma bonito de escuchar.

 

El idioma nativo afecta al atractivo de ciertas lenguas

También se ha demostrado que la lengua materna de cada persona hace que nos gusten ciertos idiomas cercanos. Por ejemplo, a una persona del Estado español, es probable que le guste el italiano o el francés, por la cercanía geográfica. En cambio, idiomas como el tailandés o ruso pueden parecernos lejanos e imposibles de aprender, por lo que tenderán a gustarnos menos.

 

En resumen, podemos decir que el atractivo de un idioma depende totalmente de cada persona y sus pensamientos y experiencias previas respecto a esa lengua. Para una persona un idioma le puede parecer muy atractivo, y para otra culturalmente distinta, no. Por lo tanto, tanto la cultura como nuestro conocimiento sobre un determinado idioma o país es lo que nos hace reconocer un sonido como atractivo o desagradable.